miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Irán o no Irán?




Comisión de la Verdad Fulgurense

Nueva reunión de la mesa consetudinaria en el bar buffé del glorioso, al calor icandecente del memorando al que los mandamases iraníes y argentinos le pusieron el gancho, fue idea rutilante del doctor Salvatierra chantarle cuorun a una velada esclarecedora sobre la cuestión, y en una de esas, dejar costituida una Comisión de la Verdad Fulgurense. Pavada de ojetivo no apto pa cardiacos ni glucémicos, a los fines de darle vento a la misma, qué mejor que convocar a distinguidos socios espertos en la defensa garantida de sus respetivas coletividades. Aprobación unánime que hubo, a los curdas de siempre se le sumaron el viejo Goldman y Danielito Kneilalej, primeros arrimarse al convite y ya cargados de puya. Estos persas de mierda siempre llegan tarde, sacudió el segundo mientras se acomodaba una cachiporra de látez en el cinto. ¿La piensa usar, será pa tanto?, lo inquirió el Negro Gutiérrez, a lo que el viejo Goldman le arrimó tranquilidá: es para disuadir nomás.
No fue tanto. Veinte minutellis después, se anunciaron el Turco Alí, que no es turco sino libanés, y como olíendole las asilas, don León Abdul y su hija, la Miriam, que da clase de danza árabe los martes y jueves en el Deportivo Saudita de la Avenida Belgrano. Trajieron dos botellas de anisados pa engolosinar los discursos. No hay que pijotiar con los gomías, surtió don León de prima, con una sonrisita sobradora que puso en alerta al Pelado Kneilalej.
Para la ocasión, cosa de no chivar a ninguno, el Rengo Marinelli tenía preparado menú especial, obra indescritible de la Divina Colombres: fuente de kippes y cuadraditos de arenque, que a la final resultaron merluza de la comunarda, y en tren de quedar joya con los árabes, pal picoteo, una tanda de falafel y unos fatay esquisitos que mandó la panadería y confitería Damasco, como apoyo logístico a la noble iniciativa diplomática. De copeteo, ronda de consabidos vermuces que nomás el Turco Alí trocó por tinto de damajuana.
Ispirador del rejunte, el doctor Salvatierra se ofreció de moderador tras un estenso introito plestórico de erudición, según acostumbra, rogando a la final que el disenso se encanutara por las vías pacíficas, como correspondería a destacados socios fulgurenses, cuestión en la que hubo acuerdo a esección de la alvertencia que hizo el Pelado Kneilalej: contando a la Miriam, ellos son tres y nosotros dos nomás, dijo, a lo que el Rengo Marinelli, desde el mostrador, le espetó que no se olviden del Ruso Urbanski, y a lo cual el susodicho aclaró que, la verdá, mi tronco judío se perdió en las frías aguas del Volga, pero si es para empardar, cuentenmén.
No es cuestión de número sino de calidá espositiva, aclaró Carlitos Mercier, justicialista de Perón, pero pueden anotarme imparcial, siempre en la tercera posición. Imparciales eran los fasos, que eran negros y dinamita pura, arguyó el Negro Gutiérrez, el de la gomería: a mí me da lo mismo, dijo, vine a escuchar porque del asunto no manyo ni pío.
Primera ronda vermucera, entonada la zapán con una yunta de kippes, el Ruso apuntó fiero: si la causa de la Amia y la embajada israelí están empantanadas hace como veinte años y apuntan para veinte más mínimo, qué mal puede hacerle probar una ronda de conversa con los presuntos reos, se preguntó, a no ser que alguien esté interesado en que no se conozca más de lo que hoy se sabe.
Dedo en la llaga, Marito, el pibe de la Cámpora, recién acomodado a la mesa del billar, se anotó el poroto. Pasa que la contra se opone a todo, trinó pa que se lo escuche, nadies hizo más que este gobierno para aclarar la cuestión.
Volvamos atrás dijo el cangrejo, interrumpió Samuel Goldman, lo primero es lo primero, hay un toco de víctimas más argentinas que el dulceleche, y eso hay que condenarlo, ¿estamos de acuerdo? Porque contrarius sense, no conviene ni empezar.
Silencio respetuoso que vino a rendir honor a los finados y parientes, el Turco Alí acotó lo nesario: la comunidá árabe de la Argentina condenó el incidente a su debido tiempo. ¿Incidente?, bramó el Pelado Kneilalej, ¿incidente lo llama a un atentado terrorista? Tranqui, sofrenó el tordo Salvatierra plantado de moderador, si se me permite, la etimología del vocablo in-cidente puede incluir la concección de atentado, diferente al ac-cidente que supone... Y allí se le cortó. Momentito, susurró el viejo Goldman, la cosa no es menor. El estado argentino va a negociar con un estado terrorista, y en una de esas, hasta hacer negocios, no me parece correcto.
La conversa había empezado de punta y raje. Mejor poner a la mersa en frigobar, intuyó la Divina Colombres, siempre atenta pa llamar la atención masculina, a esección de la del Rengo, propio marido. ¿Les gusta?, preguntó. ¿Qué cosa? Y salió de la cocina. Babucha violeta como la de Aladino, amplia camisa telaviv bordada con canutos y lentejuelas onda murguista uruguayo. Pa completar, velo trasparente que le tapaba la mitad de la jeta y detalle fundamental, collar con la estrella de David.
La señora mezcló milanesa con jalea de frutillas, pero le queda lindo, piropeó el viejo Goldman y tras cartón susurró a la oreja de Mercier: estilo serfaradí, me gusta más cuando se faja con la remera ajustada, que le salen los matambres como resorte.
Aplausos para la Divina, una vueltita a lo Nicol Niuman y vuelta a la cocina. Se van a quemar los falafel, se escusó. Y así que disculpada, enseguida el Pelado Kneilalej aprovechó el descuido de los zagueros y se mandó en diagonal con la bola al pie y un estenso raconto histórico, de lo cual dedujo que los persas siempre tuvieron ambiciones imperiales. Ciro, Darío, Jerjes, desde los aqueménidas, si los dejabas, capaz que hasta descubrían América y ahora todos hablábamos en babilonio. No se les puede dar espacio. Marca hombre a hombre, hay que hacerles.
Enseguida salió al cruce el Turco Alí: si no fuera por nosotros, ocidente todavía estaría jugando al tenenti con piedrita pómez, gil. O te olvidás que cuando en Persépolis hacíamos partidas de ajedrez, en Paris pintaban cavernas con dibujito de jardín de infantes…
Rápida intervención de tordo moderador, vamos al grano, dijo, y preguntó iso fato: ¿quién puso el caño en la AMIA? Porque, si se me permite, si los servicios de la inteligencia nacionales no pudieron siquiera descular la conesión local, menos sabrán de la internacional, es decir, si se me permite, será informeta de la CIA o del Mosad supongo, lo cual de desinteresado aporte no tiene ni el blanco del ojo, manyado que los yanquis le vienen apuntando fiero al petrolio musulmán. ¿Habrá que creerles? Ni hablar de la otra en la Embajada, que eso está parado en la Corte y bien guardado, por algo será, dicen que allí lo que esplotó fue un arsenal que había en el subsuelo.
En la Comisión de la Verdad Fulgurense nadies se chupa el dedo. Se chamuya en serio y no a las medias tintas de funcionarios y diputados. Calladita hasta aquí, la hija de don León, la Miriam, hizo roncha con argumento: el Irán de hoy no es el mismo de veinte años atrás, esplicó, como no lo es Argentina ni ningún país. No es la teocracia prehistórica que nos quieren vender. Hay de todo, como aquí. Es otra cultura y hay que respetarla. También hay que entender que desde la revolución islámica, es un pueblo que ha sido agredido permanentemente. ¿Esto justifica acciones de terror? No. Pero…
Salta violeta del Pelado Kneilalej: también el Estado de Israel es agredido. La guerra es la guerra, pasa que nosotros somos más delicados y espeditivos. Cuando tenemos un sospechoso en la mira, le mandamos un misil a la casa y nos ahorramos gastos de juicio y cárcel. Pero no volamos un club, eso si que no.
Callate, Pelado, si son santos ustedes, nomás le tiran con napal y fuego a un campamento de refugiados palestinos, contradijo el Ruso Urbanski, vos no podés defender a nadies.
Y este quién lo contrató, es un infiltrado ruso, siguió el Pelado. Y pare el carro, lechero, que ya se hizo manteca, sofrenó el viejo Goldman, ¿esta es la Comisión de la Verdá o no? ¿Y entonces? ¿Somo argentinos o no?
Silencio meditante. Segunda ronda de vermuces y plato fuerte: los fatay de la confitería Damasco acompañados de receta gastronómica de don León. El secreto es la carne cruda macerada en cebolla, estos son de mentira, arguyó, pero acá estamos hasta el caracú de mentiras. Algunos giles dicen que no hay que negociar con un estado terrorista como Irán, ¿pero cuál es el estado más terrorista del mundo? Si, señor, los Estados Unidos. Financian golpes, secuestran en todo el mundo, tienen campos de concentración, invaden países, bombardean y matan por miles, pero a la final, ¿quién deja de comerciar con ellos? Nadies, no seamos hipócrates…  
Silencio masticatorio. Los fatay estaban espetaculares aunque don León digiera que no eran  de en serio. Y callado hasta aquí, el Negro Gutierrez empinó el tercer cinzano que le sirvió de muso ispirador: hay que armar la Comisión y una colecta para juntar fondos y garpar los viajes a Terán. ¿O no vamo a ir? ¿Hay playa en Terán?
Desde la cocina, la Divina Colombres se anotó primera: si hay playa, yo voy, tengo un dos piezas que todavía no la estrené porque este Rengo, ni a Punta Indio me lleva.
Está cerquita del Mar Caspio, intervino el viejo Goldman, pero debe haber más petróleo que sal. No le aconsejo, doña. Ahora que, propongo al doctor Salvatierra para que presida la honorable Comisión y por su intermedio se hagan los contactos con la embajada persa pa que sufrague los gastos  de traslado y estadía. Propongo al Pelado Kneilalej como representante de la coletividá israelita argentina, y a la piba Miriam por la coletividá árabe, porque hay que darle espacio a la juventú.
Aprobación unánime y fraterna, el anisado del Turco Alí hacía castañar los mofletes. Por último, el Pibe Marito, por ser de la Cámpora, debería ir en nombre del estado argentino, sorprendió el Ruso Urbanski, en una de esas pone una unidá básica en Terán. Pero enseguida saltó Mercier, justicialista de Perón y tercera posición, en disidencia, ovio, porque el delegado tiene que ser peronista peronista, es decir, de Perón y Evita. ¿Y dónde lo encontramos?, chicanió el Pibe desde la mesa de billar mientras la apuntaba a la cuarta carambola al hilo.
Silencio digestivo, las botellas de anís estaban pinchadas o el licor se evaporaba con el calor del debate. ¿Y quién va a interrogar a los reos?, pregunta al vuelo del Rengo Marinelli, ¿alguien sabe hablar en árabe? La Miriam, algo pesca, ¿o no?, chantó don León, orgulloso porque es el padre. En inglés, o se piensan que son inorantes, trinó el Turco Alí. De ninguna manera, en idiye, porque sinó se confunde todo, saltó el Pelado Kneilalef. ¿Y quién habla eso acá?
Silencio final. El anís no se evapora así nomás. Se lo copetearon todo.