Por Marisol Garmendia
El Cara Cortada
A la yuta batió que él la fajaba
por celo enfermo que le tenía,
por puta costumbre, por decir nada,
que después el varón se arrepentía.
Y ella, buena mina, lo perdonaba.
Porque si. Al fin, porque lo quería.
Y de yapa, los dos se daban la biaba
con anfetas, fumo y porquería.
Chantó que lo esperó aquel día:
que al cabo del amor él le rogara
perdón por todo el mal que le hacía,
y no que en atorro se le escapara.
Bronca. Se pasó de frula la tía
y en su mambo feliz le tajeó la cara.
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