viernes, 29 de agosto de 2014

Joldines y Joldauses



Lunga ausencia desde última publicación, el cronista se disculpa, atento a que el laburo neuronal pa publicar el primer rejunte de crónicas fulgurenses en un broli al papel de eselente fatura, según se estima,  le tiene la sesera por demás  ocupada. Al respeto, la masa societaria está que yerbe y no escatima críticas habida la cuenta de la torva encrucijada que atraviesa nuestro inefable barman y exclusivo concesionario del bar buffé del glorioso, el siempre atento Rengo Marinelli y su muy querida compañera, la Divina Colombres.
Mustio como plantita sin agua que se lo vio tiempo atrás, el hombre se apelechó a la mesa consetudinaria con trino de pajarito engayolado. Los joldáus me quieren chafar el cheboli si no garpo, dijo, la cosa viene fulera.
Pa entender de lo que se trata, vale recordatorio de tiempo atrás, que fue cuando la miyiadura galopaba posta en los bolsillos y así como estaba, este bar buffé que nos cobija como una madre, sobrevivía fané y descangayado, mal de paredes y peor de puertas, descoladas las mesas y finada la fiambrera. Ni cocina había pa que la Divina se ispirara en su arte culinario. Y fue entonces que el Rengo Marinelli, diestro en el arte del mangazo, hizo lo que hizo, es decir, mangueó peso fuerte y aseguró devolución en tiempo y forma. De aquellos que le pusieron el hombro y las monedas, entre otros, destacan el doctor Salvatierra, boga erudito que nos acompaña y al que no le sobra pero tampoco le falta, lo mismo que Danilo Felicetti, el del corralón de materiales que la viene levantando a palas, el Negro Gutierrez, de la gomería del Camino de Cintura y el chino Hui Ling del súper de la calle Moreno, cada uno en su medida y armoniosamente. Caso especial, el Conejo Spataro financió la alquisición de la vajilla que hoy alumbra el copeteo decidor de la muchachada fulgurense, a condición de que, a más tardar en un año, para cuando la hija cumpliera los quince, el Rengo le devolviera la guitarra y así poder hacerle la fiesta.
Historia manyada, pasado un año, no solo que el Rengo  no pudo devolverle un sope a nadies sino que el Conejo, pa financiar la fiestita de la nena, le vendió la cobranza a los hermanos Suárez, que le pagaron menos de la mitad de lo que el Rengo le debía. Y acá cualquiera sabe lo que son los hermanos Suárez. Tramoyeros y prestamista de lo más peor, pescadores en el mar siempre picado del pobrerío, entre jubiletes que no tienen pa los remedios, necesitados de rancho o pensión, salidos de la jaula rea que no consiguen conchabo serio y hasta mercantes en el precipicio de la quiebra, allí están los Suarez proveyendo y cobrándose luego con intereses elefantásicos, por no decir leoninos.
Embretao hasta el caracú, el Rengo no tuvo mejor idea que juntar a los gomías acreedores y les plantió que muchachos, o les garpo un cacho y cierro el cheboli o me bancan que según mejore el clímax, les viá ir pagando en porciones con fainá, y nomás que en parte. Atenta la Divina Colombres, bancó al dorima hipotecándose ella misma, y con el caráter que la dinifica, les dijo así: y a los que quieran cobrarse en especias, no pregunto cuántos sino que vayan pasando.
De más está decirlo, nadies iba a picotear en carnaza ajena porque la jermu de un amigo es como una hermana. Además, hubo consenso  de todos. No hay barman que emparde al Rengo en diez manzanas a la redonda, a esección del Rubi Vodanovich en el buffé del Social Italiano, pero claro, allá no hay del espetacular copetín y bacanal de ingredientes que acompaña al buen escabio como hay en el glorioso, todo  gracias al ispirado gusto de la Divina Colombres. Confianza que había que darles al bufetero y señora, las cosas les iban a mejorar y más que nunca había que consumirles de sus vermuces pegadores como piñas de canguro, mismo que no pijotearle a las esquisiteces culinarias de la Divina. Consenso de todos, pues, es de imaginar, menos de los hermanos Suárez, el más chico porque es astemio y el alcohol le saca urticaria, el más grande porque negocios son negocios, le dijo, o me garpás todo con intereses, punitorios y ecétera, o te mando al Pesado Garrindo, que vos sabés lo que es el Pesado cuando se pone fulo, te desarma a vos y al boliche.
Así que así, en la mesa consetudinaria del bar buffé, según esplica el doctor Salvatierra, estamos lo jolín, y los hermanos Suárez son los joláu, desinaciones que no cuadran del todo en la sesera abreviada del Negro Gutiérrez: yo tengo jol, cocina y dos dormitorios, dice, y el jol no es ningún jolín, pal caso es un jolazo.
Erudición en la que talla el boga, ya explicó las diferencias pero nadies mejor que el Ruso Urbansky pa hacerse entender entre la mersa mientras embucha el cinzano: los jold ines apostamos a que al Rengo le vaya bien mientras que los Suárez, que son jold auses, a la final se quieren quedar con la concesión del buffé, cosa que ya se sabe, hay varios en club que los bancan, y no voy a decir nombres, pero me tintinea en el cerebelo la sombra mefistófila del Gallego Quintana, que presentó el proyeto de poner un restorán aquí mismo, con manteles, doble copa y menú bacán a tres gambas el cubierto.
Lo que se dice una cocina de autor, aclara Carlitos Mercier, puntero ineternun hoy a cargo de la Unidad Básica Masita Peronista. La cocina de autor es el último grito del paladar esigente, no estaría mal. Además, los Suarez quieren cobrar y están en su derecho.
Triple carambola del pibe Marito y pifiada en la cuarta, nomás de escucharlo a Mercier. El segundo ferné le cayó como un ladrillo, dice y pregunta, ¿por qué no le tapan la boca a Mercier?
¿Y si viene el Pesado Garrindo?, sacude el Cabezón Lagomarsino. ¿Quién lo para?
Silencio sepurcral. Miradas de cotalete. ¿Y la juventú, para que está la juventú camporista sinó pa ponerle pecho a las balas?, alusión direta al Pibe Marito y su coequiper, el Oreja Díaz, que Mercier susurra a la oreja del Ruso.
Guey e momen, salta el Negro Gutiérrez, en inglés, porque está tomando clases por interné desde que lo convencieron de una iminente invasión norteamericana, y a quién le va a vender yantas si los marines le hablan en espanglis. Ay am sorri bat, y ahí se traba. Negro bestia, apunta la Divina, bandeja en mano al borde de la mesa, como una nereida  con sus frutos de mar pa acompañar el copeteo: hoy cornalitos, rabas, quesito a la pimienta y aceituna negra.
Esto va a salir más caro que muñeca de loza, dice el Ruso. Pero hay que consumir, razona Salvatierra, es la única salida contracíclica para el Rengo, es decir, generar un círculo virtuoso.
Silencio meditante. La única salida cíclica del Negro Gutiérrez fue hace como dos años, en la bici del pibe,  cuenta,  y a las dos cuadras de pedalear empezó a traspirar nicotina. Eso sí, aclara, siempre pa delante, nunca anduvo contra cíclico. En cuanto al círculo virtuoso, no hay como este círculo vicioso de los aquí presente, razona Lagomarsino, y visto que la cosa viene para la puya, el boga erudito  debería sintetizar su estensa perorata sobre las leyes itrínsecas del capitalismo, que según él, finan nesariamente en crisis morrocotudas cada tanto.
Mudo hasta aquí, el Rengo Marinelli sigue astraído de dorapa atrás del mostrador. Si escucha, nadies sabe. Está como ido, esplica la Divina, todo el día haciendo cuentas, como enamorado de la calculadora, y nomás que cae la noche, se embucha el cótel antidepresivo pa poder apoliyar, pero igual no hay con qué. Nomás que apaga el velador, ve la sombra del Pesado Garrindo que le viene a cobrar y se despierta temblando.
Está claro que los joldauses no lo van a dejar en paz. El mayor de los Suárez  ya lo abarajó de fulería cuando el Rengo le propuso estirar el pago para enero, confiado en que el bar buffé pinta esitoso para las fiestas de año nuevo y algo de mosca le va a quedar. El más chico, el astemio, se le plantó de firme con el Pesado Garrindo de guardaespalda, enterado que estaba de que le había garpado unas monedas al Chueco Villaflor, que es otro de los joldines. ¿Cómo es esto, macho, le pagás al Chueco y a mí naranja?, lo amuró.
Y no hay vuelta. Los Suárez no entienden lo de la restruturación que acectaron los joldines. O no quieren entender, que es lo mismo pal caso. Cuestión que tercera ronda de vermuces, la lengua se suelta y cualquiera se siente rana. El bar buffé va a quedarse como está, es así. La muchachada del billar no sólo está dispuesta a bancarse al Pesado Garrindo. Un piquete le hacemo acá en la puerta si le sacan la concesión al Rengo, dice el Oreja, con el aporte de las gomas indispensables pa echarle candela en todo piquete que se precie, a sugerencia del negro Gutiérrez. Y así que así, el Cabezón Lagomarsino, capitán del tim bochófilo fulgurense, ni ahí que se va a presentar para el Torneo Aniversario, que sería un desastre pa la historia del glorioso, mismo que El Ruso Urbansky, minga que va a organizar el Campionato de Truco Anual, y ni hablar del doctor Salvatierra, un joldin de peso, capaz de plantarse con su vibrante oratoria en la próxima reunión de la CD y hacerle el bocho a cualquiera. No, señores, cual Pericles que elevó la acrópolis ateniense pa la eternidad, el bar buffé de Marinelli será indestrutible hoy y siempre, chanta el tordo el tordo en su resumen final.
Aplaudí, viejo, le dice la Divina Colombres al dorima. Y el Rengo nomás sonríe.  Palurdo mohín, como de agasajo en velorio.            

No hay comentarios:

Publicar un comentario