miércoles, 4 de julio de 2012

Junio Caliente

Los biandazos con que te faja la historia son de esos que te dejan la jeta pa guardar en un jonca bien escondido y dejarla allí hasta que arruguen los moretones. Por lo demás, sirven pa aprender, cosa que, con un analis piola, donde metiste la gamba, es más que factible, no la vas a volver a meter. Hondo razonamiento con que el Ruso Urbansky mueve la bola pa empezar: igual, siempre hay un pipiolo que la pifia y se vuelve a embarrar.

Allá quien se de por aludido, presente en la ocasión a cuenta y orden de la hermandad correntino-paraguaya asociada al glorioso, don Francisco Sánchez pica del anzuelo igual que mojarrita: ¿qué quiere decir compañero?

Lo que está dicho y no se ofenda, aclara el Ruso, con todo respeto a un buen fraile ponedor y gallo de raza, el varón no costruyó poder propio y encima se ablandó a la hora de pelar fierro. Difícil torcer la historia cuando el trompa arruga. Blando como buen cura, si parecía que hasta tenía ganas de rajarse antes de tiempo y agradecía la estrolada.

Semana zangoloteada como batido de Gancia, la masa guaraní, que tiene su peso en la vida del glorioso, saltó leche hervida cuando el bacanerío paraguayo le cantó el requiem al presidente Lugo en un juicio con aire de sainete en un solo acto. Gran jornada de protesta y movilización en el salón “Ismael Celentano”, hubo discursos encendidos como el de don Francisco Sánchez, que llamó a organizar la columna Mariscal Solano López pa invadir territorio paraguayo desde el puente Encarnación, coronada a la final con festichola marabunta: buffé frua de chipá guazú, borí-borí, pastel mandioca, pajagua mascada y reviro, cerveza en barril y bailanta espetacular con la animación de la típica guaraní “Fulgor Mburucuyá Poty”.

Está claro que a la hora de la movida y unidos por el hilo común de la cultura guaranítica, correntinos, misioneros o paraguayos no le hacen asco a las patas. Cinco de la matina seguían bailando chamameces, polcas, cumbias o cuarteteras, lo mismo daba, rugiendo sapucay para adornar el entrevero.

Si la cosa venía movida, más peor se puso días después, vísperas de la convocatoria camionera del miércoles 27. Primero de todos, se apareció el Pelado Ferretti, socio activo 1289, pidiendo audiencia a la CD, solicitud impropia visto que no hace falta, cualquier asociado con carné al día viene un martes cualquiera y no tiene más que cachar una silla y sentarse con la jerarquía. Conocido por todos, el pelado Ferretti maneja la camioneta que le hace los repartos al “Car-Lau”, súper que no pasa de rotisería, justo de acá a la vuelta. ¿Y para qué? Adhesión del Social y Deportivo al acto camionero en Plaza de Mayo, eso pretendía, ni más ni menos, un despropósito asurdo que hasta el Presi, don Leopoldo Sastre, tomó pa la chacota: el único camión con acoplado que hay en el Club es la hija del tano Barilatti, 98-60-95, pinta de atorranta que mata y más carreras que Leguizamo.

Si se habrá ofendido el Pelado, nadies sabe, pero el tano Barilatti seguro. Lo cierto es que por estos wines, la convocatoria del capo cegetista fue discutida in estremis hasta opacar la enjundia del activismo guaraní

Para el caso, Carlitos Mercier, peronista de Perón según se intitula, puntero de la primera hora, dijo que iba a estar en la Plaza y estuvo dos de la tarde en punto, cuenta mientras ataca el primer Cinzano, firme y haciendo pogo con la barra mionquera, aguante merecido para el gran Hugo, un estadista, dice, un prócer de carne y güeso que cantó la justa.

Silencio respetuoso, nomás Marito, el pibe de la Cámpora, taco de billar en mano para la primera carambola, chamuya en sordina lo que otros piensan: estadista la pindonga, el camionero agarró mal la curva, mordió la banquina y despistó. Ni los amigos lo acompañaron.

Más silencio respetuoso, nadies quiere un rinsai dialético entre el Pibe y Mercier, que esto no es una Unidad Básica, no es, ataja el Rengo Marinelli y aclara que otro que estuvo en la plaza, fue don Marcial Caminos, la voz radial del glorioso en la FM 91.7 Estación Sur, aunque en su caso, haciendo honor al compromiso periodístico y poniendo al servicio de los radio escuchas su visual esaustiva y crítica, que seguro hay que leer en la columna habilitada en el blospot internético.

Todo bien hasta aquí, lo del Pelado Ferretti pasó de la raya y alquirió trascendencia mediática desde que apareció en la tele, canal 13, primer plano, talompa azul, camisa blanca, funyi de béisbol verde y blanco “Moyano conducción”, pechera verde del sindicato, y seguimos, que no sería nada pa juzgar mal si no fuera porque justo a la altura del cuore, prendido a la dicha pechera, bien visible, ¿qué tenía el Pelado Ferretti?, ¿qué se había puesto?, ni más ni menos, el escudo rojinegro del glorioso Social y Deportivo Fulgor de Mayo.

Al decir del Rengo Marinelli, la libertá es libre y cada quien puede hacer de su culo un pito, pero siempre y cuando no se comprometa la salud de la institución. Así que la suerte del Pelado está en el Tribunal de Disciplina y es fija que le piden la devolución del carné.

¿Alguien más fue? Cruce de ojitos. Nadies más, que se sepa y lo cuente, aunque sospechas con fundamentos caen a cuenta del Negro Gutiérrez, el de la gomería del camino de cintura, aquí presente, farol de Gancia en mano y un manís atracado en el garguero. A lo menos, se plegó a la huelga porque la gomería estaba cerrada, denuncia la Divina Colombres desde el mostrador, porque pasé a eso de las tres y no había nadies, cosa rara, porque hasta los domingos tiene abierto.

Silencio espetante. Dos carambolas al hilo de Marito y va por más mientras el Oreja lo quiere distraer con labia fina: el Negro cuida la clientela, son varios los ferchos que le compran cubiertas.

A palabras necias, orejas sordas, reaciona el gomero y era hora, salta el Rengo Marinelli, ¿fuiste o no? ¿A dónde? ¿Dónde va a ser? Dejenlón en paz, che. Que diga la verdá, la verdá no ofende. ¿Qué, le están haciendo un juicio político al Negro? Déjensen de joder. ¿Y qué hay si fue? Que va a ir, cuando el Negro cierra la gomería, seguro que está en el “Sensaciones” con alguna clienta que le garpa el turno. No sean así. Es la verdá. Dale, Negro, batí la justa, ¿fuiste? Listo, si no querés hablar. Por algo será. Porque fue a llevar a la nena a un cumpleaños. ¿En serio? Bolazo, te digo. Y así de corrido, opiniones pa todo gusto, se vacían los faroles de Cinzano y sigue el Negro Gutiérrez en silencio hasta que lo salva el gon del doctor Salvatierra, erudito jurista: si se me permite, hay que poner las cosas en su lugar y no se trata de condenar sin pruebas, toda persona es inocente hasta que no se demuestre su culpabilidad.

A dónde apunta el boga es un misterio. ¿Culpa de qué? Pero antes que arranque con citas griegas, más mejor ponerle pecho a las balas. ¿Y yo para qué vine?, tiende la mesa don Francisco Sánchez, al final aquí se habla de todo menos de la solidaridá argentino paraguaya, añamembuí, hay que organizar otra fiesta para la colecta de la Columna Solano López, que nomás espera la orden para movilizar al campesinado , al ocaraigua de Caacupé, Amambay, Boquerón, Ñeembucú junto al proletariado asunceño, che irú, a terminar ojagarra colorado y liberal, angiru Fernando Lugo. Y dale nomás, difícil decidir si quedarse con las las citas clásicas del doctor Salvatierra o con el verbo arrebatado de don Francisco, más peor cuando le surte a la grapa como si fuera Villavicencio. Cortala, paraguayo, hace treinta años que vivís acá, salta violeta Carlitos Mercier, ni te acordás del Paraguay. Cierre esa cloaca, compañero, le chanta don Francisco. Si no fuera por el General todavía estarías viviendo en carpa y comiendo lumbrices, insiste Mercier con la provocación. Usted es un descriminador, acusa el guaraní.

Maroma en puerta, el comentario último fue una cuchilla cortando el oxígeno del bar buffé. Don Francisco se planta de pie y amaga con pasar a los hechos, bien que en guardia de puño y listo pal tradicional cabezazo paraguayo, piña occipital de extraordinaria contundencia. Mercier lo mismo, parada ponja de kunfú, mirada oriental, un pie adelante y otro atrás.

Si se me permite, caballeros, los pueblos hermanos de Latinoamérica nos observan azorados, vano intento del doctor Salvatierra. Atrás, otra carambola del Oreja y puteada de Marito, el pibe de la Cámpora. Y caripela risueña del Rengo Marinelli: el que rompe una copa, la paga.

Asomado a la puerta de la cancha de bochas, el Cabezón Lagomarsino saluda con la pálida: ahora el Manco me va a descontar el aguinaldo de la jubilación, ¿está loco o comió pintura?

Silencio sepurcral. Cada cual en su silla. Y la voz dulcinea y embriagante de la Divina Colombres: ¿otra ronda de vermú?

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