miércoles, 31 de diciembre de 2014

Salutación y Brindis



Como todos los años para esta época, amuchados que semos en la consetudinaria mesa del bar fuffé del glorioso, no falta nadies. Presente que dijo primero, el Ruso Urbansky, condecoración Pionero Soviético de Estalingrado, se amuró a una copita de jerez de mientras esperaba a los demás. Carlitos Mercier, infaltable, peronista de Perón y hoy puntero del ineternun del que se apunte ganador, massista por ahora, aclaró de prima, tiempo sobra pa volver al redil, habrá que ver, para mí también un jerecito. Y en detrás, se avino el Negro Gutiérrez, el de la gomería del Camino de Cintura, bueno para nada, nomás que diamante bruto pal minerío esigente de ponedores sin complejos.

Sumados después, el Cabezón Lagomarsino, nuestro campión de bochas, don Leopoldo Sastre, presi en ejercicio, el Petiso Maldonado, secretario y alcahuete, Josefina García, la tesorera incorrutible, y por supuesto, Marito, el pibe de la Cámpora junto al Oreja Pérez, su esparring del billar. De lo profes del deporte fulgurense, Luis Solari, DT de las infantiles del balompié y  nuestro molumento del patín artístico, Marielita Tronconi, la Pipi, una Minerva guerrera de generosas dotes pal combate, según el doctor Salvatierra, último en llegar siempre trajiado y  con la tacorba amurada en el pescuezo. Y ovio, quien suscribe, junto al pibe Garófalo, aljunto secretario de redación.      

Ronda de Gancia con ingredientes y entremeses de rechupete, la despedida del 2014 merecía un cacho más. Y en efeto, guarden la busarda pal plato principal, atacó la Divina Colombres, asomando la trucha por la puerta de la cocina: costeleta de cerdo a la riojana, vino comunardo acotado al presupuesto, y pa endulzar a la final, bombón suizo.

Silencio meditante, lo del chancho a la riojana lo puso en alerta al Ruso Urbansky, rápido como nadies para inferir alguna relación con el ex presidente. A la riojana me cae pesado, ¿no podría ser, mas mejor, costeleta a la santacruceña?, preguntó al voleo. Y enseguida lo chuzió Mercier: ¿esa sale con salsita a la Budú y alverjitas Chicone?   

Primera escaramuza a la vista, el Rengo Marinelli, siempre atrás del mostrador, terció en pacificadora arenga: no empecemo de temprano.

Pero la cuestión estaba plantiada. Para un balance posta del año, morfeteo mediante, cualquier vínculo con el Gran Privatizador, aunque más no fuera un aljetivo gentilicio, sonaba como matraca en un velorio. ¿No se le anima a una salsita criolla, más mejor?, sugirió don Leopoldo como pa que la Divina lo escuchara. ¿O al champiñón?, aportó el Negro Gutiérrez.

Silencio sepurcral en la cocina, segunda ronda de vermuces como pa abrir el tejido adominal, el Rengo Marinelli puso la pelota al pie: cambienlén el nombre, pero son costeletas con papa nuasé y alverjas. Y punto.

La problemática del menú igual siguió. ¿Por qué bombón suizo? ¿No podía ser escosés? ¿O un almendrado? ¿O fruta de estación, que es más bajativo?, sacudió Garófalo. ¿Alguna relacion con las mil cuentas con dólares que el bacanaje pituco rajó del ispa y tiene depositados en los bancos alpinos, según se supo?, inquirió el pibe Marito, ¿no será que Marinelli tiene una de aquellas a nombre suyo y por eso reinvindica el bombón suizo? Y así que la duda estaba sembrada, Mariela, la profe de patín, anunció que pasaba con el postre. El helado engorda, dijo, y está claro que nadies la quiere con un gramo más ni con uno menos, que así como está es un camión con acoplado.     

Más claro imposible, la Divina le había pifiado con el menú. Doña, lo único que le faltan son bocaditos Griessa, trinó el Petiso Maldonado, con eso la hubiera completado. Pero Josefina García, nuestra tesorera incorrutible, pidió la palabra y se le concedió siempre y cuando no viniera con el balance contable, seguro que todo en rojo y deudas pa regalar, como cualquier club que se precie. Hágala corta, se le rogó, y así lo hizo: recién empiezan a escabiar y ya están diciendo gansadas.

Razón se le dio. Al fin de cuentas, las costeletas estaban de rechupete; el tinto con hielo y soda, pasable; y el bombón suizo, con un agregado de blanco dulce, rebautizado Bombón Banco Central, esquisito. A la hora del brindis, nadies como el doctor Salvatierra pa la salutación findeañera nesaria, palabras más o menos: nos decían que el mundo se nos venía abajo, que el fin de ciclo, que el dólar volaría por los veinte mangos, que el pobrerío saldría a la calle y la Presi se rajaría en helicótero, que no aguantaba, y aquí estamos, más vivos que nunca, tranqui, junando el horizonte, bancando palos y presiones, sabiendo que falta un toco pero que nunca menos, porque esto recién empieza y no hay con qué darle. Dudas a montones, cierto, pero acaso porque he visto y vivido lungo, hay cosas que jamás pensé que las vería. Da la impresión, en serio, que después de tanto tiempo, empezamos a tener Patria. Salú.    

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