jueves, 27 de diciembre de 2012

31 D. Brindis sojero



El nuevo nomenclador calendario tiene revirada a la muchachada fulguerense. Esto viene alquiriendo sintomatología siquiátrica de un mes a esta parte, razonó el doctor Salvatierra nomás que empinó el primer farol de Cinzano con ferné pa desgracia del estómago vacío, ahora resulta que yo nací el 14 S, me casé el 17 F y me divorcié afortunadamente un 4 J.
La cuestión no sería pa destacar si no fuera porque tanto repetirse en los medios, a la final se le pegotea al más pintado varón del suburbio, caso el Negro Gutiérrez, el de la gomería del Camino de Cintura, que ahora, para hacer alineación y balanceo, da turnos con la dicha modalidá: traemeló el 18 D a las catorce treinta, y se refería al Taunus del Flaco Amendolara, una joyita, nunca taxi, que le tira de costado cuando corre picadas en la Avenida Funes.
La verdá verdadera es que no es esplica eso de andar cambiando el nombre del mes por la primera letra, razona el Rengo Marinelli desde el mostrador, ¿a quién se le habrá ocurrido?, ¿será invento patentado?
Pinta linda la mesa consetudinaria del bar buffé, tribuna completa pa despedir el año, ronda primera de vermuces con aditamentos varios: manices, papitas, fontina en tiritas y aceitunas de las verdes y de las negras pa empezar, mientras la Divina Colombres promete sorpresa con aroma de fritanga desde la cocina con más brindis que se amerita.
A mí, la cosa esa de cambiarle el nombre a los meses me suena a menesunda forania,  apunta pa la discusión el Ruso Urbansky, fueron los yanquis los que primeriaron con eso del 11 S, que fue cuando los turcos se comieron las torres gemelas. Y rareza de aquellas, Carlitos Mercier, peronista de Perón aunque también de descendencia republicana marsellesa, según afirma, está de acuerdo y más todavía, reniega del calendario gregoriano que hace arrancar todo con eso de Jesús, como si fuera una cosa universal. Minga, lo más democrático fue la Francia, esplica y sabe de lo que habla por un abuelo que se lo contó: nada de religión. El año empieza el veintidós de setiembre, cuando arranca el otoño, el mes son treinta días y no hay cuatro semanas sino tres décadas de diez días. Y los nombres de los meses, nada que ver con el zordiaco griego sino con las cosas de la naturaleza, así que tenés vendimiario, brumario, frimario, nivoso, pluviario, ventoso, germinal, florial, pradial, mesidor, termidor, frutidor, más clarito echale cloro, me lo sé de memoria porque el turro del abuelo me los hacía repetir y me encarajinaba la vida. Hoy es ocho frimario, me decía pa esta época, y yo de pibe lo repetía en la escuela y se me cagaban de risa.
Silencio meditante, nadies sabe si Mercier habla en serio o si ya lo afetó el copeteo. Pa fortuna de los presentes, la carraspera del doctor Salvatierra anuncia aclaratoria erudita fundamental: si se permite, dése cierto lo dicho por el varón. El Calendario republicano francés fue adoptado por la Convención Nacional  Francesa y se empleó entre 1792 y 1806, es decir, duró lo que un pedo, o sea la revolución, porque después vino Napoleón y chau. Aclaro que los días de la semana también fueron cambiados por un sencillo numeral, a saber, día primero, día segundo, tercero y así hasta el décimo.
Interesante aporte a la cultura general, siempre se le agradece, ahora que, vamo a lo nuestro, chamuya en sordina el Negro Gutiérrez, no sé a quien se le ocurrió pero queda lindo, me gusta eso de clavarle la primera letra al mes. El problema es la Jota, porque esa puede se la de Junio o la de Julio. Ahí habría que diferenciar Jun y Jul, pero es una cagada ´porque no resume una mierda.
Resumen, síntesis, esa es la cuestión, aclara el Rengo Marinelli desde el mostrador  mientas prepara la segunda ronda de vermuces aunque nadie la pidió. Pa mi que la chantada se le ocurrió a los del tuiter, que achican todo para poder decir más gansadas.
¿Y vos qué sabés del tuiter?, le apunta la Divina Colombres desde atrás de la cocina y previo asomar la cabeza por la cortina, ¿no estarás chatiando de nuevo con la perra esa, no?
Pasa que el Rengo tiene una novia por interné, cualquiera lo sabe y hasta la Divina. Desde que se compró un celular cuatro por cuatro esmarfón, hace como dos meses, se hizo adito al feisbuc, al tuiter y al guasap. Mismo ahora, larga el servicio del bar y juna de cotalete el telefunquen cada vez que le suena una campanita y se le enciende como luciérnaga.
El Rengo tiene seso tántrico por el fono, chanta socarrón el pibe Marito mientras le pone tiza al taco. Seso tétrico, aclara la Divina, a mi, ni pelota, y después anda con las fotitos que le manda la perra.  
 Silencio meditante. Da gusto escuchar el batifondo conyugal, arrima el Cabezón Lagomarsino, recién aparecido como un fantasma por la puerta que da a la cancha de bochas, va al grano como pollo pijudo: yo no estoy ni con el ocho N ni con el siete D, así terminamos en una guerra civil, ¿y el consenso?, ¿y la unidad nacional?
Pare cura, se apura el Ruso Urbanky, pare que la novia es macho. No es pa tanto. Esta bueno que la política se discuta. Además, cuando se quiere cambiar algo, siempre habrá quien salga perjudicado y se oponga.  
Segunda ronda vermucera y sorpresa de la Divina Colombres, que se apersona con fuente cargada: mila en cuadraditos y fritas nuasé, esplica mientras esquiva manotazos.
¿Y pa los muchachos del billar?, trina el Oreja, un ojo atento al sacudón alimenticio y el otro puesto en la pérformans de Marito, el pibe de la Cámpora  que hasta ahora viene de mutis.
Hay para todos, se escusa la Divina relojeando el devenir masticatorio del Negro Gutiérrez, que medio cara de asco, sacude la pregunta: rara la milanesa, ¿qué le puso doña?
Silencio sepurcral. El Ruso apura lo que tiene en la boca con un trago largo, mismo que el doctor Salvatierra. Acá hay gato encerrado, chanta Lagomarsino tratando de deglutir lo que le toca. Gato, no, pollo tampoco. Perro o conejo. Ni ahí, soja, esplica la Divina, milanesas de soja, y al que no le gusta, que se vaya.
Mirada cargadas en dirección al mostrador donde el Rengo Marinelli le regala una sonrisa al esmarfón, miradas como diciendo hacé algo, macho, imponete. Mila de soja, a quién se le ocurre en el buffé del glorioso, así vamos a terminar todos maricones, sacude el Negro Gutiérrez.
Llevele un poco a los muchachos del billar, sugiere el Ruso.  No, se agradece, canta Marito después de pifiar carambola cantada, todavía no digerí al chori que me comí el 7 D que le garronié a un choriponero en la 9 Jul.
Cuenta rápida en el marulo de Carlitos Mercier, peronista de Perón y hoy moyanista de la primera hora, lengua visperina más hiriente que la ortiga: el pibe está unido y organizado, un día de estos aparece de gerente en Aerolíneas.
Trifulca en el horizonte.  Al pibe Marito no le toquen  a Cristina ni a los Unidos y Organizados. Se le pone el cuero de rinoceronte y le salen los colmillos, caza el taco del billar como ahora y parece como que agarrara el de amasar. ¿Algún problema? La voz le suena mansa.
Ninguno, che, tranquilo. A esección de Mercier, nadies la va de opositor caníbal. Ponele que el Cabezón Lagomarsino viene de cuna radical y cada tanto le salen los pelos. Y está el Profe Iñaki, que da clases de patín artístico y se confiesa almirador de Troski, enemigo acérrimo del reformismo burgués y agente encubierto del Partido Obrero según el Ruso. Y alguno que otro, ponele nomás, pero vamo a los brindis, arrima el Rengo Marinelli, la casa convida.
Eso jamás. Nunca se vio que el Rengo regale ni los manices. Bastante con las mila de soja, capaz que hasta las quiere cobrar, vista la jeta de la Divina, atenta a la delicatesen. ¿Y? ¿Estaban ricas? ¿Quieren más?
Todo bien, doña, esplica el Negro Gutiérrez, con las nuasé fue suficiente pa mi, pasa que el lechón del 24 D todavía me palpita en el garguero, y ahora le hago lugar pal morfeteo del 31.  
Arrimado Marito a la mesa, juna de cotalete la fuente con los cuadraditos de soja. Es comida pa los chanchos, dice, habría que preguntarle a los chinos del supermercado si morfan eso.
Ni ahí, a la soja la pisan y hacen salsa, que ya viene en frasquito desde China, hace docencia culinaria la Divina Colombres, ahora que también se fabrica acá. El viteltoné del 31 lo via hacer con salsa de soja.
Silencio sepurcral y miradas clavadas en el Rengo, como diciendo una vez más, imponete, macho. Pero el quía sigue metejoneado con el esmarfón, que arriba del mostrador parece un arbolito de navidá cada vez que suena.
Navidá sojera pal Rengo, chamuya por lo bajo el Negro, mi jermu la vez pasada me hizo ensalada con brotes de soja y me dio la indigestión, porque el estómago cristiano no está preparado para embuchar esa planta así de una.
Basta, vamo a los brindis. Copita de plástico americano descartable. Sidra de la buena, etiqueta negra, pa que después no digan, y fresita pa los maricones, aclara Lagomarsino mientras se sirve. Feliz año pa la barra, y va de una que el doctor Salvatierra se apunta al cierre. Y efetivamente, si se me permite, damas y caballeros, síntesis, del griego, con th,  por un nuevo año que nos encuentre en la senda de las traformaciones nacionales y populares, siempre pa delante y nunca menos, que es como decir, si se me permite, palafrasiando a nuestro fundador, el gran Ismael Celentano, la gran mayonesa se bate con güevos pero con el celebro humano atento al punto esacto pa que no se corte.
Chin, chin, dice la Divina, como pa anestesiar al boga y cerrarle el pico. Ves lo que te digo, Rengo, tanta soja y la Divina empieza a hablar en chino, finita el Negro. Pero el Rengo no escucha. El esmarfón ya le comió las orejas. Feliz año y a otra cosa.     
  

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